HABITOS DE HIGIENE

La higiene corporal es muy importante tanto para la salud como para la imagen personal. Esta costumbre se adquiere desde pequeñitos y se aprende poco a poco con la práctica e imitando a los mayores.
A medida que la capacidad de los niños para coordinar movimientos aumenta, puede empezar a realizar acciones como frotarse o enjuagarse y es muy importante enseñarle los hábitos de la higiene diaria.
Nosotros debemos enseñarle desde sus primeros años los hábitos de higiene diarios como lavarse la cara por las mañanas, lavarse los dientes después de cada comida, o por lo menos al levantarse y al acostarse, lavarse las manos antes de comer, después de ir al baño o de jugar.
Darles nosotros el ejemplo es fundamental, si además lo combinamos con unos comentarios, será una manera de enseñar a los niños la importancia que tiene la higiene. Cuando llegue la hora de la comida, es muy recomendable ir a lavarse las manos con él y explicarle el por qué.
Explícale muy claramente que pasos ha de seguir para que se lave las manos adecuadamente, como abrir el grifo, como coger el jabón, como frotarse las manitas, como enjuagarse bien, como secarse bien, en fin, todo lo que rodea el acto de lavarse las manos.
Compra un cepillo de uñas pequeñito, adecuado para sus manitas y explícale cómo y cuando se utiliza. Por ejemplo, cuando ha estado jugando con la tierra que es cuando más suciedad penetra en las uñas. Si se está bañando, dejarle una esponja para que se frote el solo a la vez que le explicas como hacerlo, también resulta muy adecuado. Aunque sabemos que no lo hará muy bien y que deberemos frotarle también, estas pautas le ayudan con su aprendizaje sobre la importancia de la higiene.
Sabemos que es algo más complicado cepillarse los dientes. Pero es bueno que empiece desde los tres añitos a adquirir esta costumbre aunque tú tengas que terminar la tarea, seguramente, hasta los 7 añitos, tendrás que ayudarle con la higiene dental. Una buena higiene bucal, aunque sean dientes de leche, es muy importante, ya que está demostrado que los defectos dentales y las caries, pueden transmitirse a la dentadura definitiva.
Una manera más de enseñarle con el aseo diario es jugando, los enseres para limpiar a un muñeco por ejemplo, si tiene un osito y juega a darle de comer, preguntarle si le ha lavado los dientes después de comer, ayuda a concienciar sobre la importancia de la higiene.

Como potenciar los buenos hábitos de higiene en los niños
Crear en los niños buenos hábitos de higiene y hacer que los incorporen a su vida diaria es una tarea que requiere tiempo y paciencia. Para ello, lo mejor es enseñar con el ejemplo y ser inflexible en el cumplimiento de las normas de higiene.

1. Higiene en los niños
La adquisición de buenos hábitos higiénicos es fundamental para evitar infecciones, inflamaciones o enfermedades y, para facilitar la integración social del niño.
Al comienzo de la vida escolar, los niños empiezan a hacer sus grupos de amigos y, por lo general, los que poseen un aspecto sucio o malos olores son rechazados por los demás.
Cuando hablamos de buenos hábitos de higiene, no nos referimos a que el niño esté siempre impecable, sino a enseñarle que hay ocasiones como cuando juega en el parque, utiliza pinturas o va de excursión al campo en las que ensuciarse es aceptable y, que hay otras ocasiones, cuando va al colegio, reuniones familiares o cuando sale de paseo que tendrá que estar limpio y aseado.
Desde pequeños debemos crearle éstos hábitos, enseñándoles poco a poco cómo deben lavarse e incorporando el aseo personal a su rutina diaria.
Para ello, hemos de enseñarle con el ejemplo, con paciencia y facilitando que las cosas estén a su alcance. Así por ejemplo, si es necesario, debemos tener una banqueta en el cuarto de baño para facilitarle que llegue al lavabo, y que siempre esté acompañado por un adulto cuando la use.
Con el paso del tiempo, observaremos cómo cuando logra incorporar estos hábitos de higiene a su vida cotidiana, desarrolla un sentimiento de satisfacción, independencia y de bienestar, al aprender a cuidar de su propio cuerpo.

2. Principales hábitos de higiene
Es importante que el niño tenga claro cuáles son los hábitos que ha de emplear en cada momento. Debe aprender, por ejemplo, que nada más levantarse tendrá que asearse, que después de cada comida habrá que cepillarse los dientes y que antes de comer tiene que lavarse las manos.
Al principio, cuando son pequeños y están empezando a aprender los hábitos de higiene, es fundamental que los elogiemos cuando lo hagan correctamente o sin necesidad de que nosotros se lo indiquemos, de esta forma estaremos reforzando esa conducta.
Veamos a continuación los principales hábitos de higiene que tienen que aprender nuestros hijos y cuál es la mejor edad para empezar a enseñárselos:

Higiene bucal: Antes de que el niño pueda cepillarse los dientes, los padres deben pedirle su compañía en el baño para mostrarle cómo se lavan los dientes y explicarles qué están haciendo y para qué sirve el cepillo y la pasta dental. Si el niño lo desea, debemos ponerle un poquito de pasta, específica para niños, en un cepillo que tengamos preparado para él.
Será aproximadamente a partir de los dos años de edad cuando el niño imitará los movimientos de sus padres al cepillarse. Alrededor de esa edad lavarse los dientes debe formar parte de sus costumbres diarias. Como mínimo, se los lavará dos veces al día aunque lo aconsejable es después de cada comida.
Una buena higiene bucal y visita regulares al dentista, según nos aconseje el propio dentista, prevendrá la aparición de caries y otras enfermedades dentales.

Higiene en el vestir: La ropa y los calzados de los niños es un punto en el que debemos fijarnos especialmente. Tenemos que enseñarles que por las mañanas cuando van al colegio, tienen que salir con la ropa y los zapatos perfectamente limpios.
Tras el baño deberán ponerse ropa limpia y colocar la ropa sucia en su sitio. Deben aprender también que a diario tienen que cambiarse de ropa interior y a buscar la ropa más adecuada para cada ocasión, así como a aprender a cuidarla, conservándola en buen estado y teniendo sus armarios ordenados y cada prenda de vestir colocada en su sitio.

El baño y la ducha: El baño debe ser un momento de placer para los bebés o niños muy pequeños. Podemos meterles juguetes en la bañera y hacer que se entretengan jugando mientras se relajan con el baño. El momento de enjabonarlos debe ser también agradable, para ello una esponja suave y un champú que no irrite los ojos es fundamental.
A partir de los seis años de edad podemos permitirle que se duchen ellos solos, a esta edad ya están preparados para hacerlo correctamente. No obstante, debemos revisarlos de vez en cuando y aprovechar para limpiarles bien las orejas y observar si es necesario cortar las uñas.

Higiene de manos: Antes de sentarse a la mesa deberá lavarse siempre las manos. Esto debe convertirse en hábito que hagan de modo reflejo antes de las comidas y no sólo de la principal, sino siempre que vayan a comer: en desayuno, comida, merienda y cena.
También deben lavarse las manos tras acabar de comer. Es fundamental y un hábito de higiene básico y que jamás deben saltarse, lavarse la mano cada vez que vayan al retrete para evitar posibles infecciones.
Pero si observamos que es incapaz de usar un baño limpio que no sea el de su casa, que tiene verdadera obsesión por lavarse las manos o la cara y que necesita un orden riguroso en el cuarto de baño o en su cuarto, estamos ante un problema de nuestro hijo de carácter obsesivo que tendremos que evitar. Si es necesario, debemos consultar con un psicólogo para que nos oriente.

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